¡Buen domingo, querido lector! De los múltiples significados de la palabra ensayo, convienen aquí las acepciones 2 y 3 del Diccionario: “Escrito en el cual un autor desarrolla sus ideas sin necesidad de mostrar el aparato erudito. // Género literario al que pertenece este tipo de escrito”.

     El ensayo es un ejercicio intelectual de antigua data, y en el transcurso histórico de las distintas lenguas que lo han ejercido, ha conformado estilos y normas. Desde Montaigne hasta nuestros días podemos tirar una paradójica línea delimitadora de sus márgenes y extensora de sus fronteras. La nómina de ensayistas es infinita; la bibliografía teórica, inmensurable. Para afincarnos en  base sólida, permítame, caro lector, recomendarle una magnífica guía sobre las particularidades del género que incluye una excelente e iluminadora selección textual: John Skirius, compilador. El ensayo hispanoamericano del siglo XX. México, Fondo de Cultura Económica. Tengo a la vista la quinta edición corregida y aumentada, 2004, con 887 páginas.

     Skirius intitula su prólogo con la frase ya famosa de nuestro Alfonso Reyes: “Este centauro de los géneros”, y allí considera “cuatro intenciones básicas” en los ensayistas de Nuestra América del siglo XX: “confesarse, persuadir, informar, crear arte”. Como sabemos, la persuasión y el valor artístico son exigencias de célebre ascendencia ciceroniana. Estas “intenciones” están referidas exclusivamente al ensayo literario, subgénero muy específico en el que se detiene Alfonso Reyes –recordemos El deslinde (1944), incluido en sus Obras Completas (Fondo de Cultura Económica)– para fijar dos caminos de la literatura: el ancilar o referente a las múltiples áreas temáticas tratadas por las letras especializadas, y el de la literatura per se, sin adjetivos, es decir, las letras lindantes con la creación artística, con la poesía, con el “crear arte” citado por Skirius.

    La antología aquí citada ilustra sus propuestas con los textos de 36 escritores, desde el peruano Manuel González Prada (1844-1918) hasta el historiador mexicano Enrique Krauze (1947). Entre ellos, permítame citar a algunos amigos nuestros: Rubén Darío, José Enrique Rodó, José Vasconcelos, Alfonso Reyes, José Carlos Mariátegui, Ezequiel Martínez Estrada, Miguel Ángel Asturias, Jorge Luis Borges, Germán Arciniegas, Mariano Picón-Salas, Pablo Neruda, Luis Cardoza y Aragón, Alejo Carpentier, Arturo Uslar Pietri, Ernesto Sábato, Julio Cortázar, Octavio Paz, Gabriel García Márquez, Guillermo Cabrera Infante, Elena Poniatowska, Gabriel Zaid, Mario Vargas Llosa y Carlos Monsiváis.

    A los integrantes de este grupo antologado los conocemos como narradores, poetas, cronistas y, por supuesto, ensayistas. Lo invito ahora a leer otros puntos de su ideario y disfrutar de sus reflexiones como materia estética sustentadora de  su brillante palabra.

   ¿Lo espero el domingo? Gracias. Aquí estaré para que usted y yo reflexionemos un poco.

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