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En dulce charla

~ con Ana Elena Díaz Alejo

En dulce charla

Archivos mensuales: enero 2016

SHAKESPEARE   EN EL METRO

31 domingo Ene 2016

Posted by endulcecharla in Columna En dulce charla

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¡Buen domingo, querido lector! Shakespeare lo cambió todo, afirma Stephen Marche (Taurus, 2014), quien considera al escritor inglés el verdadero iniciador del teatro moderno. Es posible. Lo cierto es que Shakespeare rescató e identificó ese inconsútil lazo unificador de todos los individuos participantes del planeta y tuvo el valor de descubrirlo en él mismo; su capacidad de observación hizo el resto: contemplar al mundo y sus circunstancias desde el pasado más remoto hasta el de su presente. Así como Lutero dio cohesión a la lengua alemana, Shakespeare enriqueció la lengua inglesa, la dotó de nuevos giros: en esa hora sólo sintagmas no muy elegantes sobre todo para las altas esferas sociales a veces disfrazadas entre los asistentes al Teatro El Globo, en el Londres de calles enlodadas y caminillos peligrosos. Fue, desde luego, un fundador, palabra poderosa si pensamos en Esquilo, Sófocles y Eurípides, para sólo recordar a los trágicos más ilustres.

            Entre las puestas en escena del siglo XVI y principios del XVII y las maravillas de nuestro teatro actual media un océano: En aquel contexto los autores debían quintaesenciar las realidades de un ambiente un tanto pútrido, con vocabulario muy áspero, y manifestarlo en situaciones actorales afines con esa atmósfera. Eran comunes en el escenario las escenas eróticas de grueso calibre: el “amor cortés” era algo muy lejano; el reflejo de las relaciones amorosas limítrofes con ciertos grados instintivos se contradecían con la elegancia ridícula y propia de las clases llenas de formulismos donde “los sentimientos” eran parte de la coreografía social. Con los roles femeninos personificados por varones, y un vocabulario bastante soez, el teatro lograba encarnar la vida de todos los días para que fuera aceptada por “el gran público”  Hoy el teatro mantiene este propósito de conciencia palpitante de su momento.

            Además de un público no totalmente alfabetizado, pero participativo, de hecho y de palabra, podemos agregar algunos elementos materiales un tanto ingratos: las salas no tenían lunetas ni luz eléctrica, los pisos no estaban alfombrados; no había “tocadores” para el público, etc., y en este etcétera incluya usted la carencia de las comodidades tan propias de nuestros días cuando asistimos al teatro. Su imaginación, caro lector, puede darse vuelo. Dramaturgos y actores eran auténticos héroes del arte.

          La Compañía de Teatro del Espacio Cultural Metropolitano ofreció, en la pasada semana, la función 25 de Trabajos de amor perdidos. Con la adaptación de Sergio Aguirre, la original puesta en escena de la obra, la complicidad de la interesante distribución de las lunetas y el gozoso entusiasmo de los actores, Sandra Muñoz y su espléndida Compañía nos trasladaron al Londres de 1594-1595, años de presentación de Love’s Labour’s Lost,. Durante abril y mayo de este 2016, Shakespeare volverá al metro en conmemoración de los cuatrocientos años del escritor inglés. Shakespeare está en nuestro destino.

            ¿Platicamos el próximo domingo? Gracias. Aquí estaré.

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E D I T O R I A L

24 domingo Ene 2016

Posted by endulcecharla in Columna En dulce charla

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¡Buen domingo, querido lector! Sigamos soñando. Y permítame compartir estos sueños. Sí, señor. Necesitamos una editorial municipal Sólo le ruego no confundir editorial con imprenta: las imprentas oficiales terminan siendo la fábrica de tarjetas e invitaciones privadísimas de los empoderados –como se dice hoy en la brillante jerga política. Veamos la diferencia. Una imprenta es un local donde se realizan trabajos de impresión. Hace años, allí se  hacían tarjetas de visita, bolos para los bautizos, invitaciones para algunos acontecimientos familiares, además de la documentación fiscal. En nuestros días, hay quienes acuden a ellas para membretar su papelería: en estos casos, el impresor propone diseños y los interesados deciden.

   Las imprentas supervivientes imprimen fascículos, revistas, catálogos, libros. Pero, observe, he dicho “imprimen”, esto es, reproducen lo que se les solicite, sin una sola coma de su cosecha: todo bajo la estricta responsabilidad de quien lo ordene. La máquina sólo imprime. ¿Y quiénes preparan lo que la máquina debe imprimir? Ah, ésos son los editores. ¿Y qué es un editor? Permítame un ejemplo. Si usted es cuentista y desea convertir en libro el resultado de sus noches ineluctables, usted necesita a un editor que visualice los cuentos escritos en su computadora e impresos en su impresora, y los disponga para ser entregados a la imprenta. Esto significa que él leerá sus páginas, sugerirá títulos para la obra; redactará el índice; propondrá dedicatorias; presentará tipos de planas, caracteres y medidas más convenientes; auxiliará en la decisión de la textura del papel; distribuirá la información de la portada y de la página legal; preparará los forros de acuerdo con las exigencias del texto. Y, al final, le entregará un domi o modelo exacto de cómo se verá su libro. En fin, dejará su obra dispuesta para llevarla con el impresor, y éste, respetando el domi con exactitud, cumplirá su función: imprimir. 

    Aclaradas las diferencias, ¿verdad que sería magnífico disponer de  una editorial municipal? ¿Y qué editaremos? ¡Cómo que qué editaremos? Pues los libros premiados en los concursos, ¡¡esos que habrán de regresar, como las cigüeñas al campanario!!, pero, por supuesto, cuando vuelva el interés por la alta cultura. Y una revista con la aportación de tantos escritores talentosos cuyas letras la harán lucir muchísimo. Hasta podríamos hacer un  certamen para jóvenes cuyo premio sea la publicación de sus poemas o cuentos en esa revista. Y también, como las golondrinas beckerianas, volverá, nuestra añorada agenda de actividades culturales, hoy todo ello desaparecido por obra y gracia de… ¡¡Sí!! ¡Vendrán tiempos mejores y tendremos nuestra editorial y premios y conferencias para el Teatro el Farol –tan desperdiciado, el pobre! Sí. ¡¡Tendremos una editorial!! ¿O no lo desea usted así?

     Me leerá el próximo domingo. Gracias. Seguiremos un poco nostálgicos.    ¿Le parece bien? De acuerdo. Aquí estaré.

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DIFUSIÓN

17 domingo Ene 2016

Posted by endulcecharla in Columna En dulce charla

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¡Buen domingo, querido lector! ¿Por qué Tampico no dispone de una difusora cultural? No me refiero a las seccioncitas que generosamente algunos medios presentan en sus columnas noticiosas, sino a una estación especialmente dedicada a estos fines. Es importante divulgar el quehacer de la política  cultural no sólo del puerto, sino del estado, de la región, del país. Me gustaría escuchar un noticiero que con este propósito informara sobre la agenda de gobierno en sus distintos niveles: se obtendría un magnífico acervo documental de nuestra historia, material fidelísimo para el trabajo de los cronistas. Estar al tanto de los acontecimientos artísticos, científicos y tecnológicos en todos los continentes enriquecerá nuestra versión del hombre y del mundo.

     Soñar no cuesta nada. Proyectar sí requiere de conocimientos sólidos para planificar ideas, delimitarlas y presentarlas en escenarios y contextos tangibles. Urge un plan maestro que, de manera muy especializada –sin perder de vista las relaciones interdisciplinarias– obtenga los mejores resultados. Los proyectos exigen la conjunción de dos potencias: la ejecutada sobre el escritorio –estrategia– y la representada por las fuerzas vivas que habrán de llevarla a su realización –táctica. Ambas zonas de trabajo deben estar intercomunicadas. En la primera debe brillar desde la ensoñación hasta la comprobación científica, incluida la capacidad de ruptura con la tradición; en la segunda, el valor, la honestidad, la disciplina, la fuerza y la experiencia en la empresa propuesta. En ambas debe haber largueza, generosidad de ideas y de recursos, grandeza de ánimo para asumir la importancia vital de cada uno de los elementos participantes y, por supuesto, un esencial espíritu de servicio a la sociedad.

     No me parece difícil mantener comunicación permanente con todas las difusoras del mundo porque, hoy día, ésa es una de las metas primordiales del planeta. Crear reporteros en otras entidades es un trámite fácil. Allegarnos a las redes bibliográficas internacionales es un servicio del que no disfrutamos porque ni siquiera tenemos idea de su existencia, como no la tenemos del menú de ofertas a las que podemos aspirar en cada una de estas áreas. ¡No contamos ni con un boletín de bibliotecas! ¡La agenda de actividades culturales del puerto desapareció hace casi tres años!

     En cada municipio, es tarea de las direcciones correspondientes la elaboración, construcción y difusión de programas íntimamente ligados con la política cultural para llevarlos más allá de la domesticidad de las oficinas. Las autoridades a cargo deben tener una clara conciencia del significado de estas  relaciones con cada uno de los caminos de la instrucción y la educación. Es urgente una difusora que nos permita, de manera permanente, un veraz examen de nuestros trabajos y nuestras carencias. De este proyecto debe surgir el programa saludable que beneficiará a nuestra región. ¿O no lo cree usted así? Esperemos un atento cuidado en este ramo y su buen éxito en la futura administración.

         ¿Y me leerá el domingo? Gracias. Aquí estaré.

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¿TIROS AL AIRE?

10 domingo Ene 2016

Posted by endulcecharla in Columna En dulce charla

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¡Buen domingo, querido lector! ¿Por qué han huido nuestras librerías? Quedan un par de ellas como parte de empresas de intereses múltiples: allí los anaqueles lucen pletóricos de caldo de pollo para el espíritu y el best seller de hoy. Sólo la heroica librería del Espacio Cultural Metropolitano mantiene una lucha denodada por la supervivencia. Hay explicación para este desinterés por la lectura. ¿Por qué ya no vienen a visitarnos de manera programada los escritores de cuya presencia alguna vez gozamos, hoy cometas de feliz memoria? ¿No cree usted, caro lector, en la urgencia de acercarnos de manera menos diletante a las bellas artes? No todo en la vida es bohemia y ocurrencias de última hora. ¿Por qué no participa la televisión y la radiodifusión porteña en emisiones que eleven nuestro estatus cultural y supriman tantas bobadas fomentadoras de la vulgaridad y de la holgazanería mental?

      Sí, está usted en lo cierto: estoy echando tiros al aire. Hay tanto de qué hablar en esta época encapillada en los inminentes comicios. Quisiera imaginar mil y un proyectos en la mesa de trabajo de los candidatos, de gobernador para abajo: diputaciones, alcaldías y sus correspondientes regidurías, direcciones, jefaturas y demás cargos. Y entre esa multitud de proyectos idealmente interesados en el bien social, desearía ver muchos destinados a la alta cultura: recuperar los premios perdidos, crear programas de visita de los escritores más afamados y ¡un gran apoyo a nuestros artistas en todas las áreas!

    En nuestra imaginación hay muchos retratos para todos los puestos políticos, según el campo de trabajo que nos interesa. Si somos gente de campo –ganaderos, agricultores–, necesitamos a alguien recio, decidido, con los tamaños suficientes para ponerse las botas sin remilgos cuando vengan los chubascos. Si somos citadinos, precisamos de alguien no muy rasposo y con un saludable buen gusto urbanista que lo obligue a recuperar la hermosa y olvidada imagen de la ciudad, y no sólo a cuidar sus calles comerciales. Si somos artistas, nos urge alguien cultivado y muy bien dispuesto a elevar el espíritu y a asumir que el arte y la cultura requieren de un suficiente e  inaplazable presupuesto. ¿Serán ilusiones volanderas?

     Entre los intereses urgentes de nuestra ciudad está el regreso de las librerías, de las ferias libreras, de los premios, del apoyo al talento de nuestros artistas en todas las áreas. La  política, en cuanto servicio y cuidado de la comunidad, debe ofrecer las oportunidades necesarias para el renombre del puerto.

      En estas cíclicas fechas, es inevitable traer aquí la histórica respuesta de José Vasconcelos a la pregunta de un reportero de esta región sobre cuál sería su propuesta si llegaba a la presidencia de la República: “Sólo me comprometo a luchar por la educación del país y a no robar.“ ¡Qué manera de poner el dedo en la llaga! Pues, sí señor, si hasta da vergüenza decir que hoy, ochenta y nueve años después de aquel día, también nosotros nos conformamos con eso. ¡Qué más quisiéramos! ¿O no le parece? Claro, podemos soñar.

     ¿Y me leerá el domingo? Aquí estaré. Bueno, eso espero.

 

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DE  LA  IRONÍA  A LA CARICATURA

03 domingo Ene 2016

Posted by endulcecharla in Columna En dulce charla

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¡Buen domingo, querido lector! Permítame iniciar este novísimo 2016 con un tema concerniente a la retórica: la ironía. Ésta es una figura de abolengo clásico: “afecta la lógica ordinaria de la expresión”, según nos informa Helena Beristáin en su imprescindible Diccionario de retórica y poética: “Consiste en oponer, para burlarse, el significado a la forma de las palabras en oraciones, declarando una idea de tal modo que, por el tono, se pueda comprender otra, contraria.” Así, podemos resumir: “es el empleo de una frase en un sentido opuesto al que posee ordinariamente.” Veamos un ejemplo: si le llamo guapísima a una señorita a todas luces fea, pero siempre dispuesta a parecer hermosa, quienes oigan mi comentario sabrán que estoy haciendo notorios los lamentables intentos de esa joven por una belleza imposible. De igual modo, si elogio la valentía de quien tiene fama de cobarde, si califico de honrado a quien  acaba de abandonar la prisión por haber cometido fraude, o si llamo cumplido y honesto a un funcionario de tradicional fama de incumplido y deshonesto, estoy valiéndome de la figura llamada ironía, misma que me permite evidenciar las vergonzosas manías de las personas referidas. A su vez, la ironía se realiza mejor si el sujeto citado posee una mínima conciencia de su realidad: hemos sabido de personajes plenos de beneplácito ante los calificativos aplicados a su persona, asumiéndolos por buenos y merecidos. Estos caradura se colocan en una de estas dos posiciones: 1) consideran su conducta como correctísima y creen justo el “merecido elogio”, o 2) consideran al tirador de ironías como a un tonto ignorante de la verdad.

       Para evitar los malos entendidos y ejercer la ironía con elegancia y eficacia, conviene aplicar las normas gramaticales con justeza, de modo que sus dardos florezcan en el texto.

         En los juegos del lenguaje también hay grados. La ironía puede llegar hasta el sarcasmo, cuya mordacidad resulta “cruel, brutal, insultante y abusiva” si “se aplica a una persona indefensa o digna de piedad” o si “la víctima” está ausente, o no puede o no sabe defenderse.

       En casos más precisos, “la exageración burlona” de ciertos rasgos propicios a llamar la atención del común de la humanidad: tartamudeos o cojeras de cualquier clase, entre otras particularidades físicas, conduce a la caricatura, no siempre representada en cartones. Conocemos textos de ilustre autoría entre cuyas víctimas han sido incluidas no pocas majestades.

          La ironía es una de las figuras de mayor riqueza de aplicación textual y  ha logrado realizar en el discurso modelos de espectacular fama oratoria y, por ello mismo, dados los efectos logrados por su agudo filo, su reputación de arma peligrosa es cultivada especialmente, en las épocas adecuadas, por los escritores políticos.

       ¿No cree usted, amigo lector, que las bondades retóricas, en su jugueteo, pueden proporcionar algún divertimento a cambio de algunas desdichas? Por supuesto, los límites no siempre dependen del escritor. ¿O usted qué opina?

         ¿Y me leerá el domingo? Aquí estaré.

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